EXPOSICIONES EN LA MEMORIA




IGOR MITORAJ – “EL MITO  PERDIDO”

CaixaForum – Paseo del Prado – Madrid
Del 20 de febrero al 13 de abril de 2008.


Quiero compartir con los que visitan este blog algunas exposiciones memorables para mí y para Rubén Pecorari, que fotografió con esmero cada una de las obras que aquí aparecen y aparecerán para que las imágenes perduren en la memoria.

Comienzo con esta espectacular muestra del escultor polaco IGOR MITORAJ (1944-2014), organizada por CaixaForum y montada al aire libre a lo largo del Paseo del Prado madrileño. Y, justamente, en ese peculiar montaje residió su espectacularidad: enigmáticas piezas escultóricas con reminiscencias clásicas integradas con el bullicioso paisaje del centro de la ciudad, para sorpresa y disfrute de espectadores habituales y neófitos absolutos. Una idea excelente para que el arte, habitualmente encerrado en salas de exposiciones y museos, intentara un diálogo más directo con todos los ciudadanos.

La repercusión fue notoria, el aporte estético indudable, pero el tipo de proyecto se repitió en pocas ocasiones.

Ahora, tenéis la oportunidad de rever la exposición de Mitoraj en Madrid y, además, de leer el comentario que Pilar Rodríguez Fernández escribió por entonces.




 Igor Mitoraj




  Igor Mitoraj




 Igor Mitoraj




 Igor Mitoraj




 Igor Mitoraj




  Igor Mitoraj










Majestuosa, de perfección clásica, surgía en medio de la plaza una enorme cabeza de piel cuarteada, carente de pensamiento.  Alguien parecía habérselo robado.  Cerca, un rostro yacente colmado de calma eterna.  Después, unos labios carnosos, tiernamente sensuales, condenados al silencio.  Más allá, una tríada de cuerpos desnudos.  Hombres tristes, heridos en el alma, humillados.  Torsos y cabezas se sucedían a lo largo de la calle.  Nada parecía tener derecho a la dignidad.  Todo se mostraba de alguna manera mutilado.  Cuatro cabezas masculinas miraban ausentes, incomunicadas.  Cuatro trofeos dispuestos en fila en una espera fatídica.  Dolor impasible en la frente perforada en una de ellas.  Adiós a la sabiduría, adiós también al miedo.  Y al otro lado, en ese pequeño paraíso terrenal que es el jardín vertical de CaixaForum, una mano implora ayuda, asida a la base de quien ha pasado ya a otra dimensión.  Nada, como respuesta.

Imágenes de figuración clásica y contenido simbólico, metafísico.  Un mundo antiguo y lamentablemente nuevo siempre. Soledad, incomprensión, impotencia, ayer, ahora y después.  Un apartheid sin color, pero con género.  Asombrados las admirábamos en toda su belleza, pero posiblemente no llegábamos a entender su plegaria.

Retener en papel lo que la retina olvida, me sirvió para entender mejor el lamento de Igor Mitoraj.  Me ha acercado a su alma frágil, hemos hablado en silencio y en la distancia.  A veces la distancia, como la pérdida, nos vuelve más justos.  Entonces  sólo admiré la técnica, la belleza externa, aunque ya intuí algo más profundo.  Es ahora que vuelvo atrás, cuando creo comprender alguna de las palabras que Igor dejó escritas en el aire del paseo.  Grito, mito, mártir… también amor, ramo, mirto…  Todas en su nombre, como un anagrama, como una llamada.


Pilar Rodríguez Fernández







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