COMENTARIOS ARTE





APUNTES, SÍNTESIS Y REFLEXIONES SOBRE LA HISTORIA Y EL ARTE – I

Por Mario Fournier


Dedicado a mis alumnos de Historia del Arte.


Collages de Mario Fournier y fotomontajes de Rubén Pecorari.



I - CENTROS DE PODER Y CULTURA 


Los orígenes de la especie humana se pueden ubicar en África, pero también son importantes los hallazgos encontrados en China y en diversos sitios de Europa o el continente americano. Es que el tema no está cerrado, pues las investigaciones y los hallazgos aumentan considerablemente con el apoyo de nuevas tecnologías, y una actitud más objetiva, más científica, más alejada de intereses políticos o históricos. De manera que la antigüedad de la cultura humana podría ser muy anterior a la que imaginamos actualmente, y también podría haberse originado en diversos continentes a la vez.

La Historia, documentada a partir de la escritura, se inicia en grandes civilizaciones, al norte de África (Egipto), en Medio Oriente (culturas de Mesopotamia, Persia) y Lejano Oriente (India y China).

La cultura griega da un gran paso evolutivo al aportar por primera vez y de manera simultánea los conceptos de democracia, filosofía, oratoria, literatura, historia, teatro inspirado en las pasiones humanas e idealización del desnudo y definición de su canon estético, principalmente el masculino, plasmado en la escultura.  

A partir y como consecuencia de la civilización griega, surge el Imperio Romano que expande la cultura greco-latina, base de la cultura de Occidente, por casi toda Europa, el norte de África y Cercano Oriente, gracias a un notable desarrollo de la ingeniería y la arquitectura.



Mario Fournier - collage.


La irrupción de pueblos provenientes del centro, norte y este de Europa (celtas, germánicos, vikingos, eslavos) provoca una mezcla que transforma comportamientos, tradiciones y lenguas, y amplía los centros de poder.

La lenta pero firme imposición de las religiones monoteístas (más excluyentes e intolerantes) sobre las politeístas (más inclusivas y tolerantes) determina que, a través del poder del Judaísmo, el Catolicismo y el Islam, tanto Roma como Córdoba (Al-Ándalus), Toledo, Bagdad o Damasco sean los principales centros culturales. De modo que casi durante 10 siglos (Edad Media) la política, la filosofía, el arte y la cultura en general de Europa y Cercano Oriente están estrechamente vinculadas y supeditadas a las religiones que en algunos períodos conviven en paz, aunque la competencia por la supremacía del poder produce entre ellas todo tipo de conflictos y enfrentamientos que perduran hasta nuestros días.

Mientras tanto, las influencias de China, India, y más tarde de Japón, se producen principalmente en los territorios aledaños a estas culturas, y llegan a Europa mediante las rutas comerciales que unen Oriente con Occidente, por ejemplo La Ruta de la Seda. 

Mayas, Aztecas e Incas, por su parte, extienden sus influencias por el extenso continente americano hasta que las invasiones de españoles, portugueses y otros pueblos europeos les imponen su religión y cultura, siendo este el motivo principal por el que aún conocemos poco de estas civilizaciones y de otras precedentes. Además, todo parece indicar que serían mucho más antiguas y desarrolladas de lo que hasta el momento han aceptado los intereses hegemónicos europeos, y posiblemente habrían estado interrelacionadas con las culturas de los otros continentes.

Un ejemplo es el descubrimiento bastante reciente de Caral, capital de la cultura del mismo nombre, ubicada en el valle de Supe, a 182 kilómetros al norte de Lima (Perú). Esta ciudad, la más antigua que se conoce de América, contemporánea de las civilizaciones de Egipto, Mesopotamia e India, inicia su construcción hace 5.000 años para terminar siendo abandonada por motivos desconocidos. 



 Rubén Pecorari - fotomontaje.


Con la aparición, en el siglo XIV, del Humanismo Renacentista en Europa, basado en el reiteradamente idealizado y por entonces añorado clasicismo greco-latino, Roma, Florencia, Venecia y otras ciudades de la Península Itálica son durante largo tiempo los centros culturales de referencia. A estos pronto se sumarán los Países Bajos (Holanda), Alemania, Francia y España, todos de especial importancia durante el inmediatamente posterior período Barroco. Este se opondrá, en lo pictórico, a la estabilidad, el equilibrio y el idealismo renacentistas con fuertes contrastes lumínicos, complejas composiciones y dramáticos escorzos y será, durante más de dos siglos, la imagen representativa de la Contrarreforma católica provocada por la moralizante Reforma Protestante que dividió a la Iglesia.

Francia, desde su capital en París, es el lugar donde se producen las más importantes transformaciones culturales a partir del siglo XVIII (la Ilustración), y especialmente durante el siglo XIX y las primeras décadas del XX. El lema de la Revolución Francesa de 1789, “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, propone una sociedad más justa que se concreta a medias.

Entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera del siglo XX, en Inglaterra, la Revolución Industrial sienta las bases del Capitalismo burgués actual, mientras que como reacción, en Rusia, la propuesta comunista pretende la reivindicación de las clases más desfavorecidas, pero también se concreta a medias y al fin fracasa. Dos tremendas guerras mundiales niegan, a fuerza de muerte y destrucción, cualquier propósito evolutivo de la sociedad de la época.

Lamentablemente, ninguno de los modelos señalados parece tener respuestas para las necesidades de la sociedad actual, que manifiesta un gran desconcierto y una decadencia generalizada al carecer de valores y propósitos éticos y filosóficos para la construcción de una nueva organización social y cultural. Hay que destacar que a esta conflictiva coyuntura se suma el enorme peligro, para el futuro de la impuesta civilización global, de la destrucción del medio ambiente y la existencia de un paranoico arsenal de armas atómicas, supuestamente necesarias para preservar la paz…   

Por último, desde mediados del siglo XX, Inglaterra y Estados Unidos de Norteamérica son los centros de referencia en experimentación e influencia cultural, política e ideológica, y la tecnología y la ciencia las nuevas “religiones” dispuestas, como en la Edad Media, a controlarlo todo.



 Mario Fournier - collage.



II - MENTALIDADES  Y PENSAMIENTOS


El arte es una expresión de la sociedad dirigida hacia la misma sociedad, o hacia un sector de ella predispuesto a valorar dicha expresión. Esta valoración depende de gustos y criterios que, a su vez, también dependen de niveles culturales, creencias religiosas, conceptos morales, tradiciones, circunstancias históricas y de todos los etcéteras que se nos puedan ocurrir.

Cuanto más abiertas sean las mentalidades de las personas, cuanto menos supeditadas o limitadas estén por cualquier condicionante, más se incrementarán sus curiosidades, sus intereses por conocer, experimentar, comprender, aprender y decidir con autonomía, y mayores serán sus posibilidades de percibir, apreciar y disfrutar en libertad.

Lamentablemente, a los poderes dominantes de todas las épocas no les interesan estas personas y se esmeran por formar, mediante la ignorancia, los prejuicios, la inseguridad y el miedo, mentalidades convencionales y previsibles que puedan manipular a su antojo para lograr sus propósitos, siempre vinculados con intereses materiales.



 Rubén Pecorari - fotomontaje.


Felizmente, el minoritario grupo de rebeldes, idealistas, utópicos, apasionados, o sea los “raros” y diferentes de siempre, mal vistos y peor tolerados por poner en duda las convicciones de la mayoría “normal” de la sociedad, ha posibilitado con sus ideas a contracorriente que hayamos superado las tinieblas cavernícolas, aunque en muchísimos momentos de nuestra paradójica historia de evoluciones e involuciones parezcamos condenados a regresar a ellas.

Filósofos, escritores, músicos, cantantes, bailarines, actores, dibujantes, escultores, pintores, arquitectos o creadores de cine,  teatro, radio o televisión han tratado de inventar o reinventar, según los casos y mediante los diversos mecanismos de la expresión y la imaginación, una realidad que reflejara múltiples y contrastadas bellezas y justificara nuestro breve tránsito por la vida. Y, sin duda, los resultados de tal esfuerzo creativo pueden enorgullecernos como especie.

Pero posiblemente sea en nuestras pretensiones de diferenciarnos de la Naturaleza, a la que siempre queremos dominar y utilizar, donde resida nuestra más que posible autodestrucción. Porque desde la empecinada soberbia que nos conduce, no queremos enterarnos de que no somos más importantes, especiales ni trascendentes que los árboles, las abejas o el agua. Por lo que si desapareciéramos de la faz de la Tierra la Naturaleza terminaría por imponerse ocupando cada espacio, cada rincón de nuestra ausencia que nadie echaría de menos.



CONTINUARÁ.





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