El TAOÍSMO - I
Simbolizado por el Taijitu,
el Taoísmo es un sistema filosófico (y también religioso) que propone el
autoconocimiento, el desarrollo espiritual y la armonía con la naturaleza.
Originado en China, probablemente en el siglo VI o IV a.C., se basa en el texto
Tao Te King (El libro del camino y la virtud) atribuido, según la leyenda, a
Lao-Tse (siglo VI o IV a.C.).
Taijitu
El TAOÍSMO considera la
existencia de tres energías: el YIN (lo femenino, lo húmedo, lo frío, lo
sólido, lo flexible, la tierra, la luna, lo verde, etc.), el YANG (lo masculino,
lo seco, lo caliente, lo fluido, lo rígido, el cielo, el sol, lo rojo, etc.)
que se oponen y se complementan entre sí, y el TAO (el camino) que contiene a
las otras dos energías y es abstracta, indefinible, atemporal, ilimitada,
eterna y el origen de todo.
El Taoísmo filosófico
rechaza cualquier norma ética o moral fija, también el egoísmo, la soberbia, la
codicia, la guerra, los convencionalismos, los prejuicios, la desigualdad, la
sumisión… No tiene dogma. Valora los más profundos y sinceros sentimientos del
individuo.
Los invito a interpretar y a reflexionar algunos fragmentos del Tao Te King.
Cuando el mundo conoce lo
bello como tal, se descubre la fealdad.
Cuando el mundo conoce el
bien como tal, se percibe el mal.
Porque el Ser y el No-Ser crecen juntos.
Lo fácil y lo difícil se
complementan mutuamente.
Lo largo y lo corto se
forman el uno del otro.
Lo alto y lo bajo se
aproximan complementariamente.
El sonido y el tono se
armonizan entre sí.
El antes y el después confluyen
en igual camino.
Mejor detenerse a tiempo
antes que intentar mantener algo con fuerza,
permanentemente.
Usa y afila la espada
continuamente y no durará largo tiempo.
Una sala llena de oro y
jade será imposible de guardar.
Quien siente orgullo de
sus riquezas atrae consigo la propia desgracia.
Retirarse una vez acabada
la obra y conseguido el renombre, esa es la ley del Tao.
Engendrar y nutrir,
producir y no poseer, obrar sin pedir nada, guiar sin dominar, esta es
la gran virtud.
Treinta radios convergen
en el eje de la rueda, pero es su vacío el que la
hace útil.
Se recoge arcilla y se
modela la vasija, pero es su vacío el que la
hace útil.
Se abren puertas y
ventanas al edificar una casa, y es el vacío interior el
que la hace útil.
Así, el Ser nos da el
servicio y el No-Ser da la utilidad.
Suerte y desgracia
inquietan por igual.
Lo que deseamos y tememos
está en nuestro yo.
¿Qué quiere decir “suerte
y desgracia inquietan por igual”?
La suerte eleva y la
desgracia abate.
Conseguir la suerte es la
inquietud. Perderla es la inquietud.
¿Qué quiere decir “lo que
deseamos y tememos está en nuestro yo”?
La causa por la que
tememos es nuestro yo. Si no lo tuviésemos, ¿qué
dolor podríamos sentir?
Por eso quien valore el
mundo como a su propio yo, puede gobernar el mundo.
Y a quien ame el mundo
como a su propio yo, se le puede confiar el
mundo.
Quien puede, en silencio,
pasar lentamente de lo turbio a la claridad, quien puede, en el
movimiento, pasar lentamente de la calma a la acción sin deseos, es
quien se adhiere al Tao y se encuentra libre de anhelos y así neutraliza
la inquietud y alcanza lo pleno.
Quienes andan en puntillas
no pueden permanecer mucho tiempo en
equilibrio.
Quienes mantienen sus
piernas rectas no pueden avanzar.
Quienes pretenden brillar carecen de luz.
Quienes se alaban no
tienen méritos.
Quienes se ensalzan no
merecen honores.
Quienes se vanaglorian no
son superiores.
Para el Tao estos excesos
son como cosas superfluas, como excrecencias que
todos desprecian, y son aborrecidos por
todos.
Por eso, quien sigue el
Tao los ignora.
Un buen caminante no deja
huella.
Un buen orador no necesita
rectificación.
Un buen calculista no
necesita útiles de cálculo.
Un buen cerrajero no
necesita cerraduras y nadie puede abrir lo que
él cerró.
Quien ata bien no utiliza
cuerdas ni nudos y nadie puede desatar lo
que él ató.
Así, el sabio conoce el
mejor medio para salvar a los hombres y no los
rechaza.
El sabio que entiende
todas las cosas nunca las abandona, porque
para él nada está perdido.
De él se dice que está
iluminado.
Continuará...
.
El yin y el yan, otra forma de clasificar y encajana. Las personas unas veces seremos húmedas y otras secas; luz y oscuridad; verde y rojas; en el mismo día: una cosa o la contraria. Cuanto nos gusta tener todo bien ordenado, el desorden nos altera, pero no es tan fácil
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